domingo, 30 de enero de 2011

Lejos, cerca.

Dicen que las nuevas tecnologías ayudan a acercar a la gente, que sirven para no perder lazos con los amigos que están lejos. Y yo digo que es mentira, al menos, en parte.
Las nuevas tecnologías ayudan al que tiene tiempo (y voluntad, que a mi me falta muchas veces). Y punto.

Después de haber vivido en varios sitios se van acumulando en el recuerdo y por ende, en Facebook, una serie de personas (algunas con mayor importancia que otras, claro está) que pasan a ocupar algún huequito vacío, personas a las que quizás no vuelvas a ver nunca más o que quizás pasarán a ocupar puestos más importantes en tu vida de lo que tu creías cuando las conociste.

Puedo presumir de tener buenos amigos. El número ha disminuído con los años, evidentemente, pero la calidad sigue siendo inmejorable, así que todos contentos.
Me gustaría poder hablar con todas estas personas a menudo, contarles mi día a día, mis proyectos, mis miedos, mis ilusiones, mis alegrías, mis tonterías..pero no tengo tiempo. No tengo tiempo.

Las cuentas no me salen. No me puedo permitir pasar dos horas cada día mandando e-mails, skypeando con la gente y luego hacer la casa, la comida, la compra, vida en pareja y tener tiempo para mí. Mis días necesitarían ser eternos o tener algo de mentalidad alemana en la cabeza, pero es que no doy de sí todo lo que debiera para ser la amiga perfecta.
Me siento mal cuando escucho algún reproche tipo "ya no sé nada de tí", "no me cuentas nada". No es por gusto, pero es que tengo tantas cosas de hacer y hay tan pocas horas útiles en Escocia! Los que me conocen saben que soy así, un poco despistada, dejada, si lo queremos llamar así, pero eso no significa que no me acuerde de esas personas. Al revés. Me suele entrar la nostalgia fácilmente al recordar momentos, al necesitar personas. Por eso suelo evitar el Facebook últimamente, porque me trae noticias de gente de la que quisiera estar cerca y de la que no estoy.

1 comentario: